viernes, 2 de diciembre de 2011

Marco histórico

Para desarrollar este breve acercamiento a la historia de la educación de personas adultas en España hemos creído conveniente optar por un desarrollo cronológico, apuntando las normas legislativas más significativas y resaltando aquellas entidades y personalidades que destacaron en las propuestas de la educación permanente en nuestro país.


Se suele considerar al siglo XVIII como el punto de partida de una Historia que tuvo otros momentos anteriores, pero durante el Siglo de las Luces los “ilustrados” y los “amigos del país” se ocuparán en buena medida de la instrucción pública.



SIGLO XIX


El primer acontecimiento significativo en nuestra historia de la educación de personas adultas la encontramos en el denominado Informe Quintana, presentado a las Cortes de Cádiz en 1813. El Informe era el paso previo a una Ley que contemplaba la educación de las mujeres. El rey Fernando VII truncó con su absolutismo todo elemento modernizador.

El 20 de junio de 1821 se aprobó el Reglamento General de Instrucción. Por primera vez aparece el término educación de adultos

La ley de 9 de septiembre de 1857 o Ley Moyano, dictaminó las lecciones de los domingos o nocturnas para los adultos

Otro proyecto frustrado, la Constitución Federal de la República española de 1873, mencionaba la obligación de mantener escuelas de niños y de adultos.

Conviene citar las experiencias educativas que se desarrollaron durante el XIX y que abarcan un amplio arco ideológico y religioso: Ateneos obreros; los Patronatos de la Juventud Obrera del padre Vicent en Valencia; el padre Manjón, que creó las clases de niños y niñas y en horario nocturno las clases para adultos; las escuelas nocturnas parroquiales para obreros...

La más famosa y reconocida obra pedagógica española, la Institución Libre de Enseñanza desarrolló múltiples actividades que incidieron en la ecuación de adultos: Asociación para la enseñanza de la Mujer; el Museo Pedagógico; la Junta para la Ampliación de Estudios; la Residencia de Estudiantes; el Instituto Escuela; la Escuela Superior de Magisterio; las Misiones Pedagógicas

Las Universidades Populares, siguiendo el modelo de Cambridge de 1873, nacieron en España con la Universidad Popular de Oviedo en 1896. Con gran rapidez esta propuesta se extendió por el resto de España. Entre los intelectuales que trabajaron en ellas cabe citar a Blasco Ibáñez, Leopoldo Alas y Antonio Machado.


SIGLO XX


En la historia de la educación de personas adultas durante el siglo XX se consideran los siguientes periodos:


a. 1900-1930:


Se crea en 1900 el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Se promulgan decretos que regulan las clases para adultos y jóvenes. En 1910 se crea la primera Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer. Igualmente se ha destacar la experiencia de Núñez de Arenas y la Escuela Nueva, así como la importantísima Escuela Moderna del injustamente olvidado por la escuela pública Ferrer i Guardia.


b. 1931-1936:


La educación durante la Segunda República fue uno de los pilares en los que se asentó el propósito reformador y modernizador de los gobiernos progresistas republicanos. Las Misiones Pedagógicas promovidas por Bartolomé Cossío y un grupo numeroso y valiosísimo de intelectuales constituyeron un precedente de la educación popular. Por todos los pueblos extendieron su acción llevando bibliotecas, teatro, reproducciones de obras de arte… El gran pedagogo, muerto en un largo exilio, Lorenzo Luzuriaga demostró en numerosos trabajos cómo el analfabetismo era, sin duda, una de las causas más perniciosas del retraso español.


c. La Guerra Civil:


En febrero de 1937 se crearon las Milicias de la Cultura para mantener en los frentes clases de alfabetización, bibliotecas, conferencias, recitales. En estos trágicos años se crearon propuestas innovadoras en la educación de adultos: Institutos para Obreros; las Brigadas contra el analfabetismo en la retaguardia; Ateneos Libertarios; Politécnico Obrero…



d. 1939-1975


El largo periodo de la Dictadura legisló sobre alfabetización en repetidas ocasiones. La Ley de 1945 estableció la obligatoriedad de la asistencia a clase de los adultos que no posean el Certificado de Estudios Primarios. Volvieron las Misiones Pedagógicas, aunque adoptaron un carácter confesional y sirvieron para desarrollar un aparato al servicio del poder.

El 10 de marzo de 1950 se creó la Junta Nacional contra el Analfabetismo.

En 1963 comenzó la Campaña Nacional de Alfabetización creándose 5000 escuelas especiales para adultos.


En 1964 se inició el Programa de Promoción Profesional Obrera.

En 1973 se ordenó el final de de la Campaña de Alfabetización, considerando que el país había alcanzado las cotas mínimas exigidas por los organismos internacionales. De todas formas, el Ministerio idea el programa de Educación Permanente de Adultos.

Ramón Flecha, Fernando López y Raquel Saco (1999 ) caracterizan este modelo franquista con las siguientes señas de identidad: el analfabetismo es una lacra popular; falsificación de los resultados estadísticos; paternalismo estatal; concienciación ideológica; dependencia de la enseñanza de niños; materiales ideologizantes e infantiles; subordinación de la mujer.


e. 1975-1982


Los años finales del franquismo y los inicios de la transición política no resultaron especialmente gratos para la implantación de la EPA que se desarrolló mediante el establecimiento de clases extraordinarias al término de la jornada lectiva impartidas por los mismos maestros que durante el día habían dado las clases a los niños, pero también se configuraron aulas, círculos y centros específicos.


Entre las experiencias más interesantes que se iniciaron en este periodo debemos referirnos a: las Escuelas Campesinas; las Universidades Populares; las Escuelas Populares; la Coordinadora de Escuelas de Adultos de Catalunya; la FAEA; la FEPAM, también numerosas entidades sociales comenzaron a desarrollar sus actividades en el mundo de la educación permanente.


f. 1982-1990


Se creo la Dirección General de Promoción Educativa. Se diseñó y se publicó el llamado “Libro Blanco para la educación de personas adultas” de 1986 que promovía entre otras cuestiones los proyectos de base territorial. Finalmente la educación de adultos quedó concernida a un título de la Ley Orgánica de Educación de 1990, garantizando la formación básica, la educación para el desarrollo personal y la participación y la educación profesional.


LA ACTUALIDAD


El desarrollo de las Autonomías ha visto cómo en muchas de ellas se han aprobado leyes de educación de personas adultas. Igualmente se ha implantado la educación secundaria para personas adultas, pruebas de acceso a ciclos formativos, a la Universidad, cursos para la mejora de empleo y la formación ocupacional, propuestas de educación no formal. Pero también se ha resentido de un modelo curricular que ha ido tendiendo cada vez más a la reproducción escolar frente a experiencias que apuestan por la innovación, basándose en principios de la educación popular, del desarrollo comunitario, de paradigmas críticos.

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